En épocas de inestabilidad económica como la que actualmente se está viviendo, el ahorro y la reducción de costes se han convertido en una premisa ineludible para todo el mundo, tanto a nivel empresarial como familiar. Y en el sector de las instalaciones deportivas que tienen a la hierba como protagonista, el ahorro puede ser muy importante si, con antelación, se escoge el material adecuado. En este sentido, la dicotomía entre césped natural o artificial se decanta cada vez más del lado de este último porque, una vez comprobado que gracias a los avances técnicos la jugabilidad sobre ambas superficies es prácticamente la misma, instalar una superficie de hierba sintética es, a corto plazo, mucho más rentable.
En el caso del golf, la cooperación entre dos empresas líderes como
Poligras Ibérica y
OnlyGolf ya ha comenzado a dar sus frutos entre los clientes que se decantan por el césped artificial. No en vano, el mantenimiento anual que supone un campo de golf de 8.000 metros cuadrados es hasta cinco veces superior si se utiliza hierba natural: 300.000 euros frente a los 60.000 que cuesta tener en óptimas condiciones una instalación proporcionada por
OnlyGolf . En primer lugar, por el número de personal necesario para regar, segar y cuidar la hierba natural (110.000 euros frente a 27.000), pero también por la inversión en maquinaria imprescindible (21.000 euros anuales frente a 7.800), por los materiales (39.000 frente a 6.600) y, sobre todo, por los enormes consumos de agua, electricidad... obligatorios para mantener el verdor del césped tradicional (129.000 euros frente a 18.600). El único punto en el que construir un campo de golf de hierba natural es más barato se encuentra en la inversión inicial (275.000 euros frente a 500.000), pero esta cuestión queda solventada a corto plazo. En apenas tres años la amortización de una instalación de hierba sintética comienza a ser real gracias a las enormes diferencias existentes en los costes de mantenimiento anuales, de hasta 500% superior en el caso del césped natural.
Por otro lado, la necesidad de que los proyectos sean cuanto antes una realidad también es una ventaja para quienes se decantan por el césped sintético, ya que la instalación de este tipo de superficies es mucho más rápida. Al tener unos tiempos de construcción inferiores, los campos artificiales pueden entrar en funcionamiento un año antes que otros que se hayan iniciado en la misma época pero decantándose por la hierba natural. De esta manera, los clientes de
OnlyGolf tienen la posibilidad de adelantar la explotación de su negocio en hasta doce meses, una ventaja económica que se añade a la larga lista de beneficios que ofrecen los campos artificiales.
Otro punto a favor es el número de usos que se puede hacer del campo de golf. Mientras las superficies naturales tan sólo toleran alrededor de 30.000 rotaciones al año, las sintéticas multiplican estos usos por diez gracias a la resistencia y durabilidad que proporcionan los materiales de última generación que ofertan
Poligras Ibérica y
OnlyGolf . Sin duda, las ventajas económicas que ofrecen este tipo de superficies son un punto a tener muy en cuenta si se tiene en mente la construcción o la reforma de un campo de golf.