El césped artificial se ha convertido en el impulsor de los minicampos de golf domésticos, cuya demanda crece entre los propietarios de casas con jardín. Cada vez son más los aficionados al golf que deciden mejorar su "swing" sin salir de casa, un fenómeno del que se ha hecho eco los medios de comunicación, como el diario El País, que ha publicado recientemente un extenso reportaje sobre el tema.
"A pesar de la crisis, nuestro negocio ha instalado un 50% más de putting green para hogares con respecto al año pasado" , señala en dicho artículo Dimitris Tsalidis, gerente de la compañía especializada OnlyGolf.
Abarata la instalación y requiere de un escaso mantenimiento. Estas son dos de las grandes bazas del césped artificial, que ha popularizado la introducción del golf en el entorno de los hogares. De hecho, se está extendiendo entre las comunidades de vecinos que disponen de una zona común. De momento, la demanda en comunidades de vecinos es minoritaria, aunque
"es cuestión de tiempo que este segmento despierte y el golf de césped artificial sea una alternativa al tenis, pádel o las piscinas en las fincas" , dice Tsalidis.
Los principales clientes del golf doméstico son amateurs que buscan mejorar la técnica en el juego corto sin salir de casa, y también jugadores de golf experimentados. Y es que, son muchas las facilidades que ofrece este material. No hay requisitos para implantar un minicampo doméstico, ya que se pueden adaptar a cualquier tipo de superficie (tierra, solado, cemento) y ubicación (interior o exterior), e incluso se pueden utilizar los elementos del jardín (árboles, piscinas o jardineras) como parte de la zona de juego.
Para particulares se suele realizar un único hoyo con unos cuatro agujeros con varias zonas de tee, y se incluye una red de prácticas para perfeccionar el juego largo. En algunos jardines se colocan hasta 12 hoyos, explica Tsalidis. La posibilidad de romper los cristales de la vivienda no es un problema, ya que los golpes son cortos y más controlados. A más tamaño, más problemas; por eso hay que tenerlo en cuenta en el momento de diseñar el golf. Y, de ser necesario, se pueden colocar redes de seguridad sin dañar la estética del paisajismo.
El mantenimiento de este tipo de césped es mínimo. El coste está entre los 200 y 300 euros anuales, una pequeña inversión si se compara con el coste de mantener un terreno natural. El consumo de agua se reduce en un 96%.
Fuente:
Notigras