La placa de impermeabilización
Onduline Bajo Teja protegerá la cubierta de la plaza de toros de Toro (Zamora), actualmente en proceso de restauración integral. El coso data de 1828 y es uno de los más antiguos y singulares de España. De planta octogonal y edificado en tapial, ladrillo y madera, el proyecto de recuperación respeta los materiales y la configuración originales para conservar su estética castellana y su valor arquitectónico.
La plaza de toros fue adquirida por el ayuntamiento de Toro en 2000 y los trabajos de rehabilitación comenzaron en 2004. Están dirigidos por los arquitectos Pedro Lucas y Claudio Pedrero, y los lleva a cabo la empresa C y M Núñez, especializada en restauración patrimonial. El presupuesto es de dos millones de euros y se espera que la obra finalice en agosto. La plaza será reinaugurada coincidiendo con las fiestas patronales.
La singularidad del edificio y lo ambicioso del proyecto de recuperación distinguen a esta obra, que está siendo señalada como ejemplo de rehabilitación ideal de una construcción histórica. El proyecto ha sido objeto de estudio en la Universidad Alfonso X El Sabio de Madrid. Entre las firmas proveedoras del proyecto está
Onduline , empresa especializada en la construcción de materiales para la impermeabilización y aislamiento de cubiertas inclinadas.
El tejado del coso de Toro quedará protegido por la placa
Onduline Bajo Teja , cuyas ventajas técnicas la hacen ideal para trabajos de rehabilitación de este tipo. El proyecto de Toro aspira a respetar al máximo los materiales originales, y la antigüedad de la estructura y la cubierta, consistente en una tablazón de madera, exigían una solución de impermeabilización ligera, flexible y eficaz. La placa
Onduline Bajo Teja pesa sólo 3 Kg/m² y es fácilmente adaptable a las irregularidades de la cubierta.
Su composición, a base de fibras minerales y vegetales y resinas termoestables saturadas en asfalto a alta temperatura, garantiza la impermeabilidad. Presenta, además, una gran flexibilidad, por lo que absorbe los movimientos estructurales sin fisurar. Su formato ondulado crea un "tiro" de ventilación que previene la condensación y por tanto las humedades. Sobre la placa impermeabilizante se ha recolocado la teja original del coso.
Un edificio del pueblo La plaza de toros de Toro, como otras de su época que ya no existen, fue construida por los propios vecinos del pueblo. Hace cuatro años se descubrió en la cubierta un desnivel de seis centímetros de altura al coronar el caballete, debido a que en su construcción trabajaron dos cuadrillas que la levantaron desde lados contrarios de la plaza. Esta circunstancia fue solventada en su momento de forma muy inteligente, cambiando de dirección la teja del caballete.
Otra peculiaridad del edificio, conocida desde siempre en el pueblo, es el montaje tradicional de la barrera, una especie de puzzle que obliga a colocar las piezas de madera en una dirección determinada para que encajen correctamente. La barrera de Toro se hizo desmontable para permitir el acceso a la plaza de las carrozas de Carnaval.
El coso, declarado Bien de Interés Cultural con categoría de Monumento en 2008, fue construido en tapial, ladrillo y madera. Ésta última se retiró y ha sido recolocada en los tendidos y las gradas altas tras ser sometida a un exhaustivo tratamiento, devolviendo a la vieja plaza su tradicional sabor castellano. Quedan pendientes la reconstrucción de la barrera, el pavimento, la pintura y el remate de cal. Los asientos, la barrera y la contrabarrera recuperarán su color rojo vino original.
Los trabajos de recuperación han puesto al descubierto las antiguas atarjeas, canaletas que recogían el agua de lluvia para transportarla a los aljibes del desaparecido convento de San Francisco, sobre cuyos terrenos está edificada la plaza de toros. La empresa que realiza el proyecto ha estudiado detenidamente los usos y costumbres de la construcción de la época para escoger los materiales más adecuados.
Además, se ha recabado información de los propios vecinos del pueblo para devolver la estética original a la plaza de la forma más fiel posible. El edificio está siendo restaurado con adobes de Madrigal de las Altas Torres (Ávila), elaborados según el método tradicional; pino de Soria para sustituir la madera no reutilizable, arena de Valencia para el albero, y cales grasas de Málaga e hidráulicas de Francia para el remate final.