Los pasados 12 y 31 de mayo
Simon organizó dos visitas guiadas al Centro Esther Koplowitz para que arquitectos e ingenieros especializados en iluminación pudieran comprobar el funcionamiento del LED y sus ventajas en un edificio singular. Ambas jornadas contaron con la presencia del arquitecto Antoni Ubach, que hizo hincapié en como el proyecto arquitectónico y lumínico se optimizó con el LED; el ingeniero Lluís Termes de JG Ingenieros, que profundizó en las medidas llevadas a cabo para reducir el consumo energético del edificio y las medidas de control de la luz; y Gonzalo Bastista, director de la división de Iluminación Interior de
Simon , que detalló las particularidades de las luminarias utilizadas en este proyecto.
Los Downlights 710 y 701, el proyector lineal 610 y el proyector 620 fueron las luminarias elegidas para la iluminación de este edificio. Todas ellas forman parte del catálogo especializado en iluminación interior LED de
Simon . Se trata de una colección que integra el LED en la luminaria desde el primer momento del diseño de ésta y, lo hace pensando y valorando además el entorno donde se instalará finalmente. Para
Simon , estas son las claves para conseguir el máximo rendimiento de un apartado destinado a iluminar.
Las luminarias LED contribuyen a la eficiencia energética del edificio Que un centro de investigación biomédica como el CEK opte por iluminación LED no es casualidad. Por el tipo de actividad que genera, su equipamiento conlleva un gran consumo de energía. El objetivo de los promotores era obtener la mejor certificación energética y para ello se tuvo que hacer un gran esfuerzo, no sólo en el diseño arquitectónico, sino también en la planificación de la climatización y de la iluminación.
Para una mejor eficiencia de la iluminación en el CEK, el sistema de control y regulación elegido ha jugado un papel fundamental. En el centro de investigación, según indica el ingeniero Lluís Termes de JG, se utilizan cuatro tipos de controles fundamentales. La regulación y control bajo demanda del usuario (interruptor manual o pulsador), el control según presencia en zona (aseos con temporizador), mediante un sistema centralizado de gestión (zonas comunes), y, por último, un sistema de regulación de la iluminación artificial según el aporte de la luz natural a los espacios (laboratorios). Este último sistema consiste en que la línea de luminarias Downlight 710 situada a una distancia inferior a 3 m de la ventana regula de forma progresiva su intensidad según el nivel de iluminación natural que concurre en el espacio.
Elegir el LED ha supuesto, además, contar con un sistema de iluminación que no proyecta calor frontal, ni emite radiaciones IR (infrarrojos), ni UV (ultravioleta). En general, esta ventaja contribuye a la reducción del gasto en climatización, especialmente en refrigeración. En los estudios previos sobre indicadores energéticos, elaborados por JG Ingenieros, se dedujo que la incorporación del LED al proyecto reduciría en más de un 10% la demanda de refrigeración del edificio y casi en un 50% el nivel de emisiones de CO2 de iluminación, en comparación con fuentes de luz tradicionales.
Todos estos aspectos técnicos facilitaron que el edificio Centro Esther Koplowitz obtuviera la certificación de clase energética B.