El 23 de septiembre de 2011 Robert Bosch hubiese cumplido 150 años.
"Prefiero perder dinero que confianza" es una de sus citas más conocidas. Valores como la credibilidad, fiabilidad y legalidad fueron los fundamentos de su actuación empresarial, y siguen teniendo vigencia hasta hoy en la empresa por él fundada. Son la brújula que guía la capacidad innovadora, la exigencia de calidad, la orientación internacional y la responsabilidad social del
Grupo Bosch . Porque solo sobre esa base se garantizan el éxito económico a largo plazo y la capacidad de futuro de la empresa, tal y como lo veía su fundador Robert Bosch. La sociedad
Robert Bosch no sólo celebra en este año el 150 cumpleaños de su fundador, sino que también celebra el 125 aniversario de su propia existencia.
De un taller mecánico a una empresa industrial a nivel internacional Robert Bosch nació el 23 de septiembre de 1861 en Albeck, cerca de Ulm (Alemania). Después de realizar un aprendizaje como mecánico de precisión y trabajar para diversas compañías fuera de Alemania, fundó, el 15 de noviembre de 1886, el "Taller de mecánica de precisión y electrotecnia" en Stuttgart.
"Mi negocio, al principio muy pequeño, empezó a desarrollarse cada vez más rápido, después de haber superado varios momentos muy duros" , dijo Bosch, en una ocasión, sobre los primeros años de su empresa. La capacidad innovadora y su enorme exigencia respecto a la calidad de sus productos empezaron a dar ya entonces sus frutos. La fabricación en el año 1897 de un aparato de ignición por magneto de baja tensión para motores de automóviles fue el primero de una larga lista de innovaciones de Bosch. Pero tuvo que esperar hasta desarrollar el siguiente producto en 1902: un sistema de ignición por magneto de alta tensión, para que la joven empresa consiguiera su primer gran éxito comercial. En los siguientes años, bajo la dirección de Robert Bosch, su empresa fue desarrollando una serie de innovaciones técnicas que contribuyeron a hacer que la vida diaria y el trabajo de las personas fuera cada vez más seguro, más confortable y más eficiente. Buenos ejemplos de ello fueron los limpiaparabrisas, la bomba de inyección para motores Diesel o las herramientas eléctricas para taladrar o atornillar.
En 1988, Bosch abrió en Gran Bretaña su primera representación comercial fuera de Alemania. Esto sería sólo el comienzo de una expansión global con la apertura de representaciones comerciales y plantas de fabricación por todo el mundo. La temprana internacionalización de la empresa, hasta convertirla en una exitosa organización de desarrollo, fabricación y comercialización, fue una de las decisiones estratégicas determinantes tomada por Robert Bosch.
Responsable y con implicación social Robert Bosch fue un empresario con mucho sentido de la responsabilidad social.
"Los empresarios y los trabajadores dependen de la misma manera de la suerte de su empresa" , escribió en un artículo en 1920. Cuando introdujo en 1906 la jornada laboral de ocho horas en su empresa, se anticipó a su tiempo. Con esta reducción de la jornada, Bosch redujo también el esfuerzo de sus trabajadores y aumentó, al mismo tiempo, la productividad de su empresa con la introducción de un segundo turno. En otras palabras, fue una decisión empresarial que benefició tanto a la empresa como a los trabajadores. Además de realizar varias donaciones para fines sociales, Robert Bosch donó, en 1936, un hospital en Stuttgart que sigue llevando su nombre. Pero Robert Bosch también daba mucha importancia a la formación profesional y continua de sus trabajadores. En 1913 fundó un departamento de formación con taller de aprendizaje propio. La formación y cualificación de los empleados sigue teniendo una gran importancia en la empresa. En septiembre de 2011, unos 1.500 jóvenes han empezado su vida profesional en las empresas del
Grupo Bosch en Alemania y, en 2010, cada trabajador de
Bosch realizó una media de dos cursos de formación.
Su última voluntad sigue hoy en día vigente Robert Bosch falleció el 12 de marzo de 1942 en Stuttgart. En su testamento estableció las directrices esenciales para sus sucesores. La independencia financiera de la sociedad
Robert Bosch y su autonomía eran muy importantes para él, ya que de esta forma se aseguraba el éxito de su empresa a largo plazo. Después de la Segunda Guerra Mundial, el legado de Robert Bosch facilitó un nuevo ascenso de la compañía hacia una empresa global de tecnología y servicios. Para el año 2011, la empresa espera alcanzar unas ventas que superen los 50.000 millones de euros y tener más de 300.000 empleados. Un ascenso marcado por los avances técnicos y la responsabilidad social, tal y como había deseado su fundador.