El pasado 16 de septiembre se celebró el Día Mundial para la Conservación de la Capa de Ozono, instituido en 1994 por las Naciones Unidas con el objetivo de sensibilizar a la opinión pública sobre la necesidad de reducir los gases contaminantes en la atmósfera y preservar, así, la conservación de la capa de ozono.
Rockwool , empresa líder en producción de lana de roca, pone de manifiesto el importante problema que supone la emisión de gases contaminantes, sobre todo en las viviendas, responsables del 40% del consumo energético y de las emisiones de CO2 en Europa y América del Norte.
"Es importante que la sociedad se comprometa a fomentar un cambio de actitud y a implantar soluciones reales que frenen la emisión de gases contaminantes. En este ámbito, es fundamental el papel que juega el sector de la construcción como agente activo en la lucha por un desarrollo sostenible" explica Pedro Luis Fernández-Cano, Director Unidad de Negocio de Rockwool España, Portugal y Brasil.
La destrucción de la capa de ozono: uno de los problemas ambientales más graves hoy día El ozono es un gas que protege la Tierra de las radiaciones solares. Pero en los últimos años, la capa de ozono se ha ido debilitando, formando un agujero que en algunos sectores ha llegado incluso a una disminución del 60% en la cantidad de ozono.
Este deterioro se debe, principalmente, a la emisión de agentes contaminantes como los clorofluorocarbonos (CFC) o el CO2, producidos en diversas actividades humanas e industriales. Los CFC están presentes en multitud de sprays y aerosoles, disolventes, refrigerantes para aire acondicionado y calefacción, etc., y aunque hoy han cesado en gran medida, los CFC poseen una capacidad de supervivencia en la atmósfera de entre 20 y 100 años, por lo que el proceso de destrucción del ozono continuaría aunque cesasen por completo.
Los efectos negativos de la destrucción del ozono La disminución de la capa de ozono provocaría una disminución de la protección de las radiaciones solares. La Organización Mundial de la Salud señala que estas radiaciones ejercen un efecto negativo para la salud, principalmente vinculadas a diversos tipos de cáncer de piel, envejecimiento prematuro de la piel, cataratas y otras enfermedades oculares. Pero, además de las consecuencias humanas, la flora y fauna también se ven afectadas por la reducción de la capa de ozono.
Las viviendas, principales emisoras de agentes contaminantes Se calcula que la mayoría de los edificios que habitaremos en 2050 estarán construidos, la mayoría de ellos con unos estándares poco acordes a las necesidades actuales y futuras de eficiencia energética. Éstos, se convierten en una de las mayores fuentes de emisiones de CO2 por el exceso de consumo, especialmente en calefacción y refrigeración.
En consecuencia, una de las medidas más eficaces para detener este proceso es el aplicar aislantes naturales como la lana de roca en las viviendas, puesto que no precisan del uso de agentes expandentes como los CFCs. No solo en los edificios de nueva construcción sino también en el parque de edificios ya existente.
Gracias a una correcta rehabilitación energética integral del edificio podremos mejorar el rendimiento de la envolvente, evitando la pérdida de esta energía y contribuyendo al ahorro energético. Además, obtendremos ventajas adicionales como la desaparición de condensaciones, moho, corrientes indeseadas, etc.
"Aplicando un óptimo aislamiento térmico en las viviendas es posible obtener hasta un 80% de ahorro de las emisiones de CO2 antes del año 2050 puesto que se reduce el consumo energético (evitando perder energía de climatización a través de los cerramientos de los edificios)" explica Pedro Luis Fernández-Cano.
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