Como experto en protección contra sobretensiones, se le ha convocado para preguntarle sobre algunas cuestiones que ha resuelto con mucha amabilidad.
Sabemos que las sobretensiones en el sistema eléctrico de una vivienda son algo bastante común, pero ¿Qué las provoca? ¿Podemos evitar las sobretensiones? Lo primero que hay hacer es diferenciar entre sobretensiones permanentes y sobretensiones transitorias. Los diferentes tipos de sobretensiones que existen se tratan de manera diferente.
Las sobretensiones transitorias, que son la que asociamos a la caída de rayos (aunque también pueden estar provocadas por paradas o arranques de máquinas, o por fallos de compañía eléctrica) no se pueden evitar, pero sí se pueden atenuar con
protectores contra sobretensiones transitorias.
Las sobretensiones permanentes son otro tipo de sobretensiones, no es un transitorio rápido, sino que es una sobretensión de poca magnitud pero que dura en el tiempo y también deteriora los equipos. Este tipo de sobretensiones se suelen evitar desconectando la carga del suministro eléctrico. De esta forma, evitamos que si hay una sobretensión permanente la carga no se vea afectada porque la dejamos sin alimentación.
¿Por qué es tan importante proteger una vivienda contra sobretensiones transitorias y permanentes? Es importante proteger las viviendas contra sobretensiones para salvar los equipos que hay en el interior conectados a la red eléctrica (nevera, televisión, ordenadores y electrónica en general), y también a la red de datos si existiera (internet, teléfono, etc.). También es importante para proteger a las personas: hay que tener en cuenta que hay cables eléctricos alrededor de todas las paredes de una vivienda. Cuando cae un rayo cerca, se está generando una sobretensión debido al campo electromagnético que transcurre a través de esos cables. Si durante una tormenta eléctrica una persona está hablando por teléfono, cae un rayo y ataca los cables del teléfono, podría ser incluso la persona la que sufra una sobretensión. Es un caso hipotético y el peor de los casos, pero podría darse.
¿Cuáles son los principales errores que se cometen en materia de protección contra sobretensiones? Lo primero que hay que tener en cuenta es que antes de instalar un protector contra sobretensiones debe haber un estudio previo en la instalación eléctrica, un estudio de los cuadros eléctricos y del esquema unifilar, así como de todos los armarios y cofres eléctricos que pueda haber en una instalación. Si hablamos a nivel doméstico, normalmente solo tenemos un cuadro eléctrico y lo lógico es hacer siempre una protección escalonada.
¿Qué significa una protección contra sobretensiones escalonada? Una protección escalonada significa que debemos proteger una instalación con protectores de tipo 1, tipo 2 y tipo 3 (T1, T2, T3). El tipo 1 es la protección gruesa, tipo 2 es la protección media y, el tipo 3 es la protección fina. Algunas veces no es necesario llegar al tipo 3, pero siempre es recomendable hacerlo.
La protección gruesa nos asegura que, si hay un impacto directo o un impacto fuerte de descarga, el groso de la corriente va a asumirlo el protector. Sin embargo, la tensión residual que este protector deja todavía es elevada para las cargas. Por eso se pone también un protector tipo 2 para evitar esto. Además, ese tipo 2 no está preparado para una descarga directa, sino para una descarga atenuada o una inducción en la línea, en algunos casos puede dejar también una tensión elevada, y por eso se llega a poner hasta una protección de tipo 3.
Un ejemplo claro es el de la protección en una vivienda: tenemos un embarrado general (la acometida general, la entrada del edificio), con trifásica porque hay ascensores normalmente en las fincas, ahí instalamos un protector T1 y un protector T2 que estén homologados por Iberdrola y Endesa… De esta manera, estamos realizando una protección en la entrada del edificio, protegiendo la red del suministro de la compañía eléctrica, evitando que entre en nuestra instalación una perturbación. Luego, en cada cuadro de vivienda se suele poner un tipo 2+3, o se recurre a poner un protector de sobretensiones permanentes y transitorias que combine los dos tipos de protección contra sobretensiones que hemos comentado antes.
¿Y en el caso de industrias? En la industria sucede lo mismo. En ocasiones, hemos hecho un estudio de una instalación y aunque se ha recomendado protección de la línea de datos no se ha ejecutado esa parte, solo la protección de suministro eléctrico. En estos casos, cuando hay tormentas pueden tener problemas y entrar las perturbaciones por la línea de datos.
Por poner un ejemplo concreto de una industria específica, si en una depuradora (que normalmente tiene incluso su propio centro de transformación) se protege el suministro eléctrico correctamente de manera escalonada, pero no protegemos los sensores, será una protección deficiente.
La parte de los sensores suele estar instalada en las cubas para análisis de agua. Estos sensores tienen cableado hasta el edificio de control, por lo que, si no se protege en ambos lados, cuando haya una perturbación, la sobretensión va a entrar por ahí. En un caso así estamos protegiendo todo por parte del suministro eléctrico, pero no estamos protegiendo nuestra propia instalación que puede verse afectada por una inducción en los propios cables y estropear los equipos conectado.
¿En el ámbito industrial, cuáles podrían ser las consecuencias de no disponer de la protección contra sobretensiones apropiada? La consecuencia más importante es el deterioro de la maquinaria. A nivel industrial, las máquinas que se utilizan suelen ser bastante caras. Una sobretensión va deteriorando los equipos hasta que llega un día que ya no funcionan o llega una sobretensión de gran magnitud y acaba con los equipamientos.
Otra consecuencia importante es la pérdida asociada a la interrupción de los servicios. Una sobretensión puede provocar daños en los ordenadores comprometiendo la continuidad de los servicios, con las pérdidas económicas que esto acarrea, y la pérdida de datos de gran importancia para el negocio. Por otro lado, también las personas. Es difícil que en un edificio cerrado se produzcan daños en personas por la caída de un rayo, pero se puede llegar a dar el caso si no se protege contra las sobretensiones.
Es muy importante saber qué proteger y qué protectores poner en cada sitio, porque si pusiera un tipo 3 en cabecera la protección sería ineficaz.
Siempre comparo las sobretensiones con un equipo de rugby. El tipo 1 es el delantero, es el más fuerte pero lento, por lo tanto, la tensión residual que deja es grande al ser lento. Luego están los que juegan en medio del campo, que son fuertecitos y más o menos rápidos, que equivaldría a protección media de tipo 2 que aguanta bastante corriente y la tensión residual es aceptable. Y por último está el tipo 3, que es comparable al zaguero, el chiquitín que siempre juega detrás en el equipo de rugby, es super rápido, pero como lo cace un delantero lo machaca, aguanta poca corriente, pero es sumamente rápido por lo que la tensión residual que deja es muy buena.
¿Cuál es tu principal recomendación para los instaladores que tengan que tomar decisiones en relación a dispositivos de protección contra sobretensiones? En general, los instaladores eléctricos conocen que estos equipos de protección contra sobretensiones son un elemento más en los cuadros eléctricos.
No suele estar a la orden del día el uso de este tipo de equipos, aunque afortunadamente gracias a las normativas que van surgiendo el conocimiento cada vez es mayor Lo más importante es saber qué estamos instalando, es decir, comprender para qué sirve el protector. No es lo mismo instalar un protector para sobretensiones permanentes que para transitorias, ni un combinado. Hay que entender bien el funcionamiento. Todos los equipos suelen ir con su prospecto y manual de instalación, y hay que seguir las indicaciones que figuran en la documentación. Pero lo más importante, evidentemente, es comprender para qué sirven.