En el centro, Miguel Ängel Benavente junto a Guillermo Rilova en la visita a la empresa. - ISRAEL L. MURILLO La
Federación de Empresarios del Metal (Femebur) ha premiado este año a la empresa
Riventi , especializada en la construcción de fachadas estructurales, por sus
«sistemas innovadores» , lo que la convierte en una empresa única en el sector.
El presidente de Femebur y de la Confederación de Asociaciones Empresariales (FAE), Miguel Ángel Benavente, destacó que esta empresa resalta por «los edificios singulares» que llevan su firma, lo que le ha permitido «trabajar con arquitectos de fama mundial». La actual empresa se creó en el año 2000, pero el origen se remonta a los años 60, cuando su fundador, Adelaido Rilova, comienza su carrera profesional en una de empresas precursoras de la ingeniería de fachadas en España (Prefabricados Metálicos Umaran). Desde entonces se ha convertido en una factoría líder en muro cortina, lo que se relaciona con edificios singulares.
Ejemplos del trabajo de Riventi se pueden ver en edificios como las torres Isozaki, del año 2008, en Bilbao, el Complejo de la Evolución Humana, obra del arquitecto Juan Navarro Baldeweg, o la sede de Gamesa Eólica, de Patxi Mangado, en Navarra.
Guillermo Rilova , gerente de Riventi, agradeció el premio a una empresa que se ha especializado en materializar aquellos proyectos que están en la cabeza y en los planos del arquitectos pero hay que darles una solución técnica. «El problema es cómo materializarlo con ingeniería», explica Rilova, para lo que se deben «diseñar sistemas específicos para todas las obras y siempre apostar por cosas nuevas». Con ese punto de partida, «trabajamos en un sector duro, con años bastante duros». Unas dificultades que han sabido solventar por el hecho de ser «exclusivos» en soluciones que «la mayoría de las empresas no tienen». Un trabajo que hace que los proyectos puedan prolongarse entre cuatro y cinco años.
La empresa trabaja fundamentalmente en España, después de años en los que la empresa sí salió al exterior. De entre todos los trabajos recuerda especialmente el de las Torres Isozaki porque supuso un «punto de inflexión» para la empresa. En la actualidad, la compañía burgalesa cuenta con una plantilla de 40 empleados en unas instalaciones ubicadas en el polígono industrial de Villalonquéjar. La empresa tiene una cifra de negocio que ronda los ocho millones de cifra de negocio.