Teniendo en cuenta que los edificios causan más de un tercio de las emisiones contaminantes emitidas a la atmósfera,
Danosa , especialista en soluciones integrales para la construcción sostenible, recuerda cómo debería ser la rehabilitación energética de un edificio para dar respuesta a la situación de emergencia climática declarada por el Consejo de Ministros en las últimas semanas.
Y es que no solo el tráfico y las industrias contaminan. En la actualidad la mayoría del parque de viviendas tiene más de 40 años, no se ajusta a los nuevos estándares que marca el código técnico de la edificación y propicia auténticos derroches de energía.
De hecho,
según cálculos de Danosa , hasta un 99% de las viviendas sufre pérdidas o ganancias de calor excesivas a causa de la ineficiencia energética. De manera que, si se compararan con los automóviles, ese 99%, de ser coches, consumirían más de 15 litros de combustible a los 100 kilómetros e incluso algunas hasta 40 –casi tres veces más-.
A sabiendas de ello, el plan de acción contra la emergencia climática declarada por el Consejo de Ministros en las últimas semanas contempla el impulso a programas de rehabilitación energética como una medida prioritaria. ¿Pero qué actuaciones debe contemplar?
Un eficiente aislamiento térmico En primer lugar,
Danosa incide en que las principales grietas en materia de eficiencia energética en nuestros edificios suelen estar en un escaso aislamiento térmico. Además, recuerda que es importante controlar la hermeticidad de la envolvente, es decir, que no se produzcan filtraciones excesivas de aire, así como instalar unas ventanas de elevada calidad.
Por eso, solo una rehabilitación que contemple un adecuado aislamiento de cubiertas y fachadas de un bloque de viviendas sin aislar podría reducir su consumo energético más de un 60%, con la reducción de emisiones que eso conlleva. Un porcentaje que puede incrementarse hasta el 75% si se utilizan los Sistemas de Aislamiento Térmico por el Exterior (SATE), una especie de abrigo en las fachadas del edificio que garantiza un aislamiento integral también en cubiertas, suelos y hasta estructuras enterradas.
Cubiertas ajardinadas que mejoran la calidad del aire Asimismo, las cubiertas ajardinadas son otra opción para reducir los elevados niveles de contaminación, sobre todo en las ciudades. Al integrar vegetación en los edificios, capturan los gases contaminantes y nocivos, estabilizan las condiciones térmicas del edificio, en verano proporcionan frescor y sombra ante la intensa radiación solar, regulan mejor el drenaje y evacuación de aguas pluviales y también rebajan la cantidad de dióxido de carbono emitida a la atmósfera.
Se postulan, por tanto, como una auténtica ventaja medioambiental que permite compensar la falta de zonas verdes en los núcleos urbanos con el impacto positivo que tienen al mejorar la calidad del aire y reducir la contaminación atmosférica, al mismo tiempo que representan una mejora para el edificio en términos de impermeabilización, aislamiento térmico y acústico.
Naves industriales que absorben la contaminación Igualmente, también es posible reducir el elevado volumen de emisiones desde las cubiertas de los grandes edificios industriales -ahora en auge tras la revolución que ha supuesto el crecimiento imparable del comercio electrónico-.
Y es que existen láminas impermeabilizantes diseñadas para estos inmuebles que incluyen tecnología fotocatalítica que absorbe la emisiones NOx –que proceden sobre todo de motores diésel- con ayuda de la luz del sol, y después las descomponen y eliminan con el agua de lluvia.
De hecho, según datos que se barajan en el sector, una cubierta tipo de 1.000 m2 en la que se incorpore esta solución podría degradar anualmente el NOx emitido por más de 500 vehículos.