El pasado 5 de marzo se celebró el Día Mundial de la Eficiencia Energética creado con el objetivo de hacernos reflexionar y tomar conciencia de un uso racional de la energía.
Parte importante del consumo de energía se registra en las viviendas. Esto se refleja en las cifras:
Solamente la edificación supone el 40% del consumo energético total en Europa (Directiva 2010/31/UE), el 67% del consumo total de energía de un edificio es atribuible al gasto por calefacción y aire acondicionado, debido a un aislamiento deficiente.
Según datos del Instituto para la Diversificación y el Ahorro Energético (IDAE), los hogares españoles emplean el 20% de la energía total que se consume al año.
Básicamente esto es debido a la antigüedad y fallos en la construcción de nuestro parque de viviendas, a lo que se suma el no contar con un correcto aislamiento térmico que evite esas pérdidas de energía que van a contribuir a un gasto excesivo de la misma.
Está comprobado que, mediante la colocación de un adecuado sistema de aislamiento, se reduce considerablemente el consumo energético y las emisiones de CO2 de los edificios.
La falta de aislamiento hace que resulte mucho más difícil mantener una temperatura de confort en el interior, ya sea calor en invierno o fresco en verano.
En España el 56,63 % del parque de viviendas es anterior a 1980, fecha en la que se hacían obligatorias las primeras medidas de aislamiento térmico en los edificios, eso representa aproximadamente más de 13 millones de edificios que necesitan mejorar su eficiencia energética debido a que, como comentamos, el aislamiento de estas está desfasado o es inexistente.
Pese a ello, el número de viviendas que realizan actuaciones para mejorar esta situación sigue siendo muy bajo a sabiendas de que los gastos en la factura energética de sus inquilinos podrían reducirse considerablemente adecuando las mismas a un aislamiento correcto.
Según informa ANDIMAC, nuestro parque de viviendas envejece a un ritmo del 3,3% anual, más del 80% de las viviendas tiene más de 18 años y casi la mitad supera los 40 años de antigüedad de manera que no están adaptados a las mínimas exigencias que marca el Código Técnico de la Edificación.
Por otro lado, la Directiva 2018/844 de Eficiencia Energética de Edificios publicada el 19 de junio de 2018, fijaba la obligatoriedad a los Estados Miembros a establecer estrategias a largo plazo para apoyar la renovación de edificios residenciales y no residenciales, tanto públicos como privados, transformándolos en parques inmobiliarios con alta eficiencia energética y descarbonizados antes de 2050.
Por lo que hay que buscar soluciones, informar y actuar. Se hace necesario la ayuda de la Administración para llevar a cabo medidas de rehabilitación energética en la edificación, que den solución a este problema.
Es necesario el desarrollo de planes de rehabilitación adecuados e informar y fomentar la cultura de la rehabilitación en los ciudadanos mediante campañas de sensibilización e información, programas de ayudas y financiación continuadas para emprender estas acciones de una forma sencilla y ágil tanto a nivel nacional como autonómico y provincial.
Soluciones constructivas disponibles en el mercado ya existen, entre ellas se encuentran los Sistemas de Aislamiento Térmicos por el Exterior (SATE), que permiten al inquilino de la vivienda mantener una temperatura de confort térmico en el interior de esa, mejorando su habitabilidad. A parte también va a ver reducir su factura energética al disminuir la necesidad de calefacción y refrigeración; esto supone en términos de sostenibilidad, un descenso en las emisiones de gases contaminantes, principalmente de CO2, ayudando también con ello a proteger nuestro medio ambiente.
Se trata de crear conciencia entre los usuarios finales sobre la importancia de invertir en mejoras de su vivienda de manera que vea un beneficio para él, tanto a nivel económico, como de salubridad y ambiental.