El 40% de las edificaciones de hormigón armado que hay en España presentan daños de diversa consideración, según datos de Propamsa, experto en soluciones innovadoras para una construcción saludable. Se trata de estructuras que combinan el acero y el hormigón, siendo una de las soluciones constructivas más utilizadas al estar presentes en todos los edificios (vigas, pilares, escaleras…) e incluso en infraestructuras como puentes, túneles, presas, alcantarillado, etc.
Así, el envejecimiento también afecta a estos elementos que requieren de un mantenimiento adecuado para no acabar dañados. Además, dado su carácter estructural sosteniendo las cargas en las edificaciones, su revisión y reparación es vital para evitar deterioros que puedan comprometer la seguridad de la infraestructura.
Porque a pesar de caracterizarse por su gran durabilidad -que puede oscilar entre los 10 y los más de 100 años, según la vida útil para la que hayan sido diseñados-, los expertos inciden en la importancia de someter a las estructuras de hormigón armado a
programas de mantenimiento adecuados a partir de los 10 o 20 años, ante la aparición de fisuras y desconchados o ante situaciones externas como el aumento de cargas, las filtraciones de agua o ambientes agresivos que provoquen su deterioro .
Así, los expertos inciden en la importancia de ir más allá de la Inspección Técnica del Edificio (ITE), que se encarga de evaluar estas cuestiones en edificaciones mayores de 30 años, y confiar de manera habitual en un técnico especializado que revisará y determinará las posibles causas y origen del deterioro, así como la definición de la estrategia adecuada para su reparación de acuerdo a la Norma 1504.
Cuáles son las causas de su deterioro y cómo repararlo Pero, ¿cuáles son los principales daños que sufren y qué los motiva? Según los expertos, las causas de deterioro del hormigón armado son numerosas y van desde su origen físico-químico (corrosión u oxidación de la armadura de acero) a los
errores de diseño, mala ejecución o causas externas , pasando por ciclos de hielo y deshielo. La oxidación de la armadura, por ejemplo, provoca un aumento de volumen, fisuras, desconchados o incluso la disminución de su resistencia.
Precisamente, en función de las causas y el grado de los daños,
la reparación será estructural -para reconstruir la solidez de la infraestructura-, o meramente
estética -para renovar su imagen ie incluir además la función de protección-. Precisamente, para la reparación estructural, existe una nueva generación de morteros 3 en 1 (Propam Repar Techno) que permiten reconstruir la infraestructura con un solo producto y en un solo paso siguiendo las indicaciones de un técnico especialista.
De esta forma, atendiendo a la Norma 1504, este tipo de mortero pasiva la armadura (evita que la oxidación vaya en aumento), es reparador estructural y actúa como sistema de protección superficial. Todo ello, sumado a su rápida puesta en servicio por su alto endurecimiento sin retracción o su impermeabilidad lo convierte en un producto de reparación rápido para la reconstrucción de todo tipo de elementos sometidos a ambientes agresivos como pilares, chimeneas, naves, depuradoras, túneles o incluso estructuras en contacto con agua de mar.