La mitad del parque edificado de nuestro país se construyó antes de los años 80, sin normativa de eficiencia energética, por ello ocho de cada diez edificios en España consumen más recursos de los necesarios para alcanzar unos niveles óptimos de confort.
Cuando aparecieron las primeras normativas el aislamiento se exigían una media de dos tres centímetros de aislamiento, actualmente en algunas comunidades autónomas se piden 10 centímetros de aislamiento en fachada, por lo que las diferencias son considerables.
Todo ello ha traído como consecuencia que el 82% de los edificios en España sean muy contaminantes, País Vasco, Canarias, Baleares, Murcia, Comunidad Valenciana y Cantabria son las regiones con mayor porcentaje de edificios muy ineficientes con una calificación energética E, F y G.
Según el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE), el País Vasco tiene el porcentaje más alto de edificios muy poco eficientes (86,52%), seguido de Canarias (85,48%), Baleares (84,89%), Murcia (83,84%), Comunidad Valenciana (83,08%) y Cantabria (82,25%).
Aunque el resto de las comunidades se sitúan por debajo, el porcentaje de edificios con bajas calificaciones no baja del 70% en ningún caso. Las regiones con un menor porcentaje de edificios de calificación E, F y G son Navarra (72,64%), Castilla y León (76,09%), La Rioja (76,43%), Madrid (77,15%), Galicia (78,66%) y Andalucía (78,68%).
De cara a revertir esta situación, prácticamente todas las comunidades están implementando estrategias de rehabilitación, destacando la actividad de comunidades como País Vasco, y Castilla León, aunque hay que matizar que estamos en los puestos de salida en toda España.
De los más de 4,5 millones de edificios que hay con CEE en España, apenas 13.000 cuentan con una letra A o certificación energética de máxima eficiencia, el 0,29%.
La cara y cruz en cuanto a eficiencia energética es Canarias, así, esta región tiene uno de los porcentajes más elevados de edificios muy ineficientes, pero también tiene el mayor número con la máxima calificación en su CEE –letra A–, con un porcentaje del 1,27% del total de los edificios registrados.
Esta circunstancia se relaciona con el turismo; las islas tienen un stock enorme de edificios anterior a 1970, antes de cualquier tipo de normativa, agravado con que en boom turístico se construía muy rápido y muy barato para sacarle el máximo provecho.
Pero, por otro lado, el turismo hace que existan muchos edificios nuevos, que tiene y van a tener muy buena calificación energética, y, suele haber una tasa de renovación mayor porque el turismo exige y busca edificios nuevos y de más calidad.
El impulso de la rehabilitación con criterios de eficiencia energética, apoyado en la partida de los fondos europeos y la concienciación de la población, es la clave para mejorar la calidad de los edificios en España. Sin embargo, hoy se están rehabilitando una media de 30.000 viviendas al año cuando para llegar a los objetivos de descarbonización del 2050 deberíamos estar ya rehabilitando 300.000 anuales".
España necesita llegar hasta los 10 millones de rehabilitaciones de viviendas en las próximas tres décadas para cumplir su compromiso de cero emisiones de carbono para 2050.
El planeta, la salud y nuestra economía doméstica salen beneficiados con la mejora de la eficiencia energética de los edificios; y demás de ahorrar mejoramos la eficiencia energética de nuestra vivienda y aumentamos su valor.
Más allá de las viviendas, a las que normalmente, se hace referencia cuando se comentan estos temas, los ciudadanos pasan también gran parte de su tiempo en oficinas, edificios públicos, colegios etc. En este sentido, la rehabilitación energética de estos edificios es clave y se debe actuar en ellos.
Según el estudio Monitorización de colegios publicado por la Plataforma de Edificación Passivhaus (PEP) en 2020, tras el análisis de 43 centro escolares, concluyó que el 84% del tiempo lectivo, las condiciones de las aulas no son las adecuadas en temperatura, humedad relativa y niveles de CO2 para que alumnos, profesores y el resto de personal realicen sus tareas de forma óptima.
Si se rehabilitaran energéticamente estos 43 colegios, (con una inversión de un millón por centro), en un plazo de tres décadas se conseguiría más que duplicar el número inicial de centros educativos rehabilitados, hasta alcanzar los 93, sin que fuera necesario destinar nuevos recursos de las arcas públicas. Esto se conseguiría aprovechando los ahorros generados por la reducción en el uso de climatización y consumo de energía y reinvirtiéndolos en actuaciones de rehabilitación en otros centros.