El impulso realizado principalmente por los fabricantes de baldosas porcelánicas en el desarrollo y comercialización de piezas de gran formato, ha tenido su repercusión en los especificadores y usuarios finales, encontrando una gran acogida en el sector.
No existe una clara definición para las baldosas de gran formato en cuanto a las normativas vigentes o guías de diseño. Sin embargo, existe un acuerdo común en cuanto a la afirmación de que las piezas con al menos un lado superior a 40 cm de largo, ya es considerada como una baldosa de gran formato.
Si bien, la mayor parte de las baldosas de gran formato son porcelánicas, también existen en el mercado materiales sintéticos y de piedra natural.
Un tipo específico es la lámina cerámica: denominación comercial de baldosas cerámicas de muy reducido grosor (3-6 mm) respecto del resto de dimensiones (generalmente longitudes de hasta 3600 mm y anchuras entre 900 y 1600 mm), con muy baja absorción de agua (<0,5%).
Generalmente no esmaltadas (UGL). Fabricadas por monococción. Sus características las hacen particularmente adecuadas para el revestimiento de fachadas y paredes interiores en edificios de pública concurrencia.
Entre los últimos diseños aparecidos en el mercado de piezas de gran formato, destacan aquellas que ofrecen:
• Alta dureza en reducido espesor.
• Aptitud para suelos.
• Resistencia al hielo.
• Resistencia al rallado.
• Resistencias químicas.
• Propiedades antideslizantes.
• Dimensiones con tolerancias muy ajustadas.
En general se puede decir que la evolución del mercado está propiciando que el tamaño de las baldosas se incremente, mientras que su espesor se reduce, incluso por debajo de 3 mm. Es por ello, que su instalación se convierte en un reto técnico.
Con todo ello, es imprescindible la consecución de una adecuada adherencia al soporte, transmisión de cargas y absorción de esfuerzos, para que las baldosas de gran formato puedan proporcionar todas las propiedades tecnológicas anteriormente mencionadas y permitir su empleo.
En primer lugar, debido a la elevada superficie de cada baldosa, es necesaria una adecuada preparación del soporte para la consecución de una superficie con un alto grado de nivelación. En caso de no disponerlo previamente, debe recurrirse a la utilización de morteros de recrecido y regularización, antes a la utilización del adhesivo, tanto en suelos como en paredes, preferentemente autonivelantes en suelos.
En cuanto a la selección del tipo de adhesivo, se considera como requisitos mínimos, la utilización de adhesivos cementosos clasificados como C2 (adherencia mejorada) según UNE-EN 12004 y S1 (deformable) o S2 (altamente deformable) según UNE-EN 12004-2.
Como consejos de colocación, debe tenerse cuidado con la manipulación de las piezas, siendo necesaria la utilización de guantes para evitar cortes. Debido al gran formato, no se tiene mucho margen de maniobra una vez colocada la pieza. En caso de tener que mover la pieza una vez instalada (mientras el adhesivo se encuentra aún fresco), no debe levantarse la pieza por sólo una esquina debido al elevado riesgo de rotura, recomendándose la utilización de un cable de acero para tal propósito.
Para la aplicación del adhesivo se considera imprescindible el empleo de la técnica de doble encolado, empleando la llana dentada correcta y moviendo en vaivén las baldosas para extraer el aire ocluido.
En caso de que el reverso de la pieza esté reforzado con malla, se recomienda la utilización de adhesivos mejorados y aditivados con resinas, o adhesivos basados en resinas de reacción.
En resumen, con el fin de obtener los resultados requeridos con cerámica en gran formato debe utilizarse materiales específicos de alta tecnología para la adhesión y rejuntado, y utilizar métodos y técnicas de colocación específicos.