Año tras año vemos cómo las temperaturas extremas se convierten en habituales, cómo se generan grandes contrastes entre las épocas de sequía y las lluvias torrenciales que llegan a inundar ciudades, cómo se producen de forma reiterada deslizamientos de tierra que generan grandes catástrofes. No olvidemos tampoco el aumento del nivel del mar fruto del deshielo de los glaciares. En el marco de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de 2015 en París, la Unión Europea asumió el compromiso de avanzar hacia la neutralidad del carbono para el año 2050. Más concretamente, se habló de reducir los gases de efectos invernadero (GEI), centrando especialmente atención en el dióxido de carbono (CO2).
Pero, ¿qué es la neutralidad de carbono? Es, en esencia, conseguir equilibrio entre la cantidad de dióxido de carbono (CO2) que se emite a la atmósfera y la cantidad que se retira de ella. De este modo, la diferencia entre ambas acciones se iguala y se obtiene un balance, también denominado huella cero de carbono.
¿Cómo puede lograrse este equilibrio? Hay varias formas para conseguir una huella cero de carbono, entre las que destacan las siguientes:
- Prevenir incendios forestales, evitar los cambios de uso de la tierra o luchar contra la deforestación de los bosques. Hay que tener en cuenta que los árboles, las plantas, la tierra y los océanos son los elementos que, de forma natural, limpian el aire de gases, como es el caso del CO2. Por eso es tan importante su preservación.
- Emprender acciones para no emitir más CO2 del que estas fuentes naturales pueden absorber, considerando limitar toda acción que lo genere a cualquier escala, tanto en ámbito particular, empresarial o gubernamental.
- La compensación de carbono, que consiste en equilibrar las emisiones de una actividad determinada con la inversión en proyectos ambientales de eficiencia energética, energías renovables o reforestación.
Según los datos de la Agencia Internacional de Energía (IEA en sus siglas en inglés), en su informe de 2009, cada español emite más de 7,5 toneladas de CO2, y se calcula que en cada hogar de España se emite anualmente una media de 12,5 toneladas de gases de efecto invernadero, entre los que destaca el CO2.
Estas son algunas de las acciones que pueden llevarse a cabo de forma particular para contribuir con la neutralidad de carbono:
- Apoyarse en energías renovables como alternativa al tipo de electricidad o gas que se utiliza. Pueden colocarse paneles solares para autoconsumo con la instalación del
sistema SOPRASOLAR® que permiten la integración directa de la estructura de los paneles con la impermeabilización del soporte. Además, este proyecto puede beneficiarse de las ayudas gubernamentales ofrecidas por los ayuntamientos de cada municipio.
- La cantidad de energía utilizada en la vivienda para su climatización se podría reducir con un aislamiento térmico adecuado en cubierta o fachada, como por ejemplo con la incorporación de los
paneles SOPRA XPS . Como dato relevante, los edificios no aislados llegan a perder hasta un 50% de la energía.
- Reincorporar plantas en las viviendas o edificaciones mediante cubiertas ajardinadas permite la absorción de los gases contaminantes.
SOPRANATURE es un sistema de ajardinamiento inmediato de bajo mantenimiento, que ofrece altos beneficios económicos, ambientales y sociales, y favorece la biodiversidad perdida en las ciudades.
- Reconvertir espacios que se puedan utilizar en diferentes temporalidades y con diferentes usos, haciéndolos flexibles como, por ejemplo, reutilizar zonas muertas como las cubiertas.
En cuanto a la construcción, la acción más sostenible es la rehabilitación que permite reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en el parque inmobiliario actual.
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