La falta de rehabilitación de un edificio puede tener impactos significativos en la salud y en la seguridad de sus ocupantes. Estos riesgos pueden variar dependiendo de la antigüedad del inmueble, su estado de mantenimiento y otros factores. En un país como España, donde el 90% de los edificios son anteriores a la aprobación del Código Técnico de la Edificación (CTE), la rehabilitación es esencial para garantizar entornos habitables y seguros.
La
Asociación de Fabricantes Españoles de Lanas Minerales Aislantes (AFELMA) incide en el papel instrumental de la rehabilitación a la hora abordar riesgos inherentes a las viviendas, contribuyendo a generar entornos más saludables. "Los edificios que no han sido rehabilitados durante un período prolongado pueden representar riesgos significativos para sus ocupantes. La conexión entre la calidad del entorno construido y la salud es innegable. Rehabilitar es una medida fundamental para promover la salud y la seguridad", señala
Miguel Ángel Gallardo , presidente de AFELMA.
Algunos de los riesgos más comunes asociados a la falta de rehabilitación incluyen:
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Mohos y hongos. La acumulación de humedad puede conducir a su crecimiento. La exposición a esporas de moho puede desencadenar problemas respiratorios y alergias.
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Calidad del aire interior. Sistemas de ventilación obsoletos o insuficientes afectan a la calidad del aire interior, acumulando polvo, alérgenos y otros contaminantes.
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Plomo y amianto. La exposición a estas sustancias peligrosas que ya no están permitidas puede tener efectos graves en la salud.
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Problemas estructurales y de desprendimiento. Grietas en las paredes, techos o cimientos aumentan el riesgo de colapsos parciales o totales.
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Contaminación acústica. El exceso de ruido procedente de vecinos o del exterior derivado de un mal aislamiento puede causar trastornos psicofisiológicos.
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Ineficiencia energética. La exposición prolongada a temperaturas inadecuadas puede afectar la salud y el bienestar de los ocupantes.
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Riesgos de incendio. Sistemas de fontanería, eléctricos y de calefacción obsoletos o defectuosos aumentan el riesgo de incendios, sumado a la falta de sistemas de seguridad pasiva, como aislantes incombustibles, así como de detección y extinción de incendios.
"La rehabilitación, al abordar estos riesgos, no solo protege a los ocupantes, sino que también contribuye a la sostenibilidad a largo plazo de las comunidades. Edificios más seguros y eficientes energéticamente no solo reducen la probabilidad de accidentes, sino que también disminuyen el impacto ambiental asociado con el consumo excesivo de recursos", añade
Gallardo .
Dentro del proceso de rehabilitación, la elección de materiales desempeña un papel crucial. En este sentido, la utilización de lanas minerales aislantes emerge como una solución destacada para mejorar la salud y seguridad de los edificios. Estos materiales ofrecen propiedades únicas de aislamiento térmico y acústico, además de ser resistentes al fuego y a la humedad. Las lanas minerales aislantes no solo contribuyen a la eficiencia energética, reduciendo el consumo de energía, sino que también mejoran la calidad del aire interior al prevenir la proliferación de mohos y mantener una temperatura confortable en el interior de los edificios.
"La rehabilitación de edificios no es solo una inversión en infraestructura; es una inversión en la salud y seguridad. Al optar por la rehabilitación y la utilización de materiales como las lanas minerales aislantes, no solo estamos revitalizando el entorno construido, sino también construyendo un futuro más saludable y sostenible para todos", concluye
Gallardo .
Por eso también desde AFELMA quieren insistir una vez más en la importancia de mantener la ambición en materia de rehabilitación del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia e invertir de la mejor manera posible las ayudas de los fondos europeos Next Generation.