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La Peckham House se encuentra en el barrio de Peckham, al sureste de Londres, y es un proyecto elaborado y construido por Tom Surman y Percy Weston.
Peckham House Jim Stephenson

Desde prácticamente, los inicios de la Humanidad, la autoconstrucción arquitectónica de las viviendas populares ha sido habitual. Sin embargo, hoy en día, por las especializaciones laborales, el tiempo o las regulaciones y las normativas arquitectónicas de seguridad y sanidad, la autoconstrucción de la propia vivienda ya no es un hecho normal, sino excepcional.

El edificio es un cubo monolítico en referencia al aparcamento brutalista pero con ladrillos colocados a cierta distancia unos de otros para decorarla.
Cubo de ladrillo Jim Stephenson

Por esa razón, localizar una casa autoconstruída, y además que sea una vivienda de diseño, se convierte en un caso bastante insólito. Este es el ejemplo de la Peckham House, situada en Londres, y cuya estética destaca por su fachada de ladrillos irregulares.

Referencia de estilos

La Peckham House se encuentra en el barrio de Peckham, al sureste de Londres, siendo un testimonio de pasión, creatividad y audacia arquitectónica. Los cerebros (y las manos) que están detrás del proyecto son Tom Surman y Percy Weston, del estudio Surman Weston que decidieron embarcarse en una aventura única: diseñar y construir su propia casa familiar.

El jardín de la azotea es uno de los tres jardines de la casa y es el que roba el mayor protagonismo por estar oculto.
Jardín de la azotea Jim Stephenson

Según sus palabras: “queríamos sacar el máximo partido del pequeño terreno sin ser avariciosos, y queríamos aprovechar al máximo la oportunidad de experimentar y asumir riesgos que no habrían sido posibles con un acuerdo típico entre cliente y constructor”.

Los elementos interiores han sido cuidados al detalle, como los suelos y techos, las estanterías personalizadas o las puertas arqueada.
Interiores detallados Jim Stephenson

A pesar de su peculiar fachada y estética, la casa no olvida la referencia de los estilos arquitectónicos del entorno como el brutalista e imponente aparcamiento de varias plantas situado enfrente, las casas adosadas victorianas al sur y el complejo de viviendas municipales al este. Así, llegan a “subvertirlos o interpretarlos de forma lúdica”. 

El resultado es un cubo monolítico que hace un guiño al aparcamento brutalista. Sin embargo, para que no constrastara tanto con la terraza victoriana adyacente, se optó por una mampostería decorativa colocando los ladrillos a cierta distancia unos de otros.

Los espacios interiores fluyen armoniosamente, combinando zonas de vida comunes con tres dormitorios y un baño.
Espacios que fluyen Jim Stephenson

«A nivel de la calle, la mampostería es plana y la casa da la sensación de solidez. Por encima de 1,2 metros, los ladrillos de cabecera de la unión flamenca empiezan a retroceder gradualmente cinco milímetros cada cinco hiladas», explican los arquitectos. Este diseño ingenioso no solo suaviza la forma imponente de la casa, sino que también permite que la vegetación se entrelace con la estructura, difuminando los límites entre arquitectura y naturaleza.

Un oasis urbano

Además de su impacto exterior, la vivienda también destaca por su interior. En él, los espacios fluyen armoniosamente, combinando zonas de vida comunes con tres dormitorios y un baño.

La separación de los ladrillos suaviza la forma imponente de la casa y permite que la vegetación se entrelace con la estructura.
Entrelazada con la naturaleza Jim Stephenson

Pero lo que realmente hace que esta casa se distinga son sus tres jardines estratégicamente ubicados en distintas partes de la vivienda. El jardín delantero da la bienvenida a los visitantes, mientras que el trasero ofrece un refugio privado. Sin embargo, es el jardín de la azotea el que realmente roba el protagonismo.

Se trata de un jardín oculto a la vista el cual incluye un invernadero accesible, a través de una ingeniosa trampilla de corcho, que también se “utiliza para cultivar frutas y verduras, secar ropa y forma parte de la estrategia de ventilación de la casa: en verano, el invernadero aspira el aire caliente a través de la casa, ayudando a ventilarla pasivamente”, explican los arquitectos.

En la azotea se incluye un invernadero que se utiliza para cultivar frutas y verduras o secar ropa.
Invernadero Jim Stephenson

Los interiores han sido elaborados con suma atención por el detalle. Desde el suelo hecho con recortes de la estructura de madera hasta las estanterías personalizadas y las puertas arqueadas, cada elemento ha sido cuidadosamente considerado. La casa también incorpora tecnologías sostenibles, como un sistema de recuperación de calor, paneles solares y una bomba de calor aerotérmica.

Para Surman y Weston, este proyecto fue más que construir una casa; fue un viaje de descubrimiento y crecimiento profesional. Para ellos, “construir la casa fue una gran experiencia de aprendizaje, una curva de aprendizaje muy empinada y bastante estresante, pero ha tenido un gran impacto en nuestra práctica y creemos que somos mejores arquitectos como resultado”.

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